Mi familia



Maribel Sinapellido, la perra que me trajo al mundo:

Se acordó de que quería tener descendencia cuando ya era una vieja de ocho años y alumbró mellizos: Bobby y yo.

Odia a casi todos los perros, incluyéndonos a nosotros, pero adora a los humanoides y en concreto a los chiquillos.

Coge pulgas con gran facilidad y me vendió por un plato de garbanzos con callos marca La Tila.


Piolín, el que nos abandonó:

Cuando supo que mi madre, A.K.A. Maribel, se encontraba en estado de buena esperanza, cogió las de Villadiego.

Sus propietarios son unos vecinos hortofrutícolas y peruanos de mi progenitora, y aunque viven a la vuelta de la esquina, sólo logramos dar con él mediante una larga investigación.


Bobby, el comepañales:

Se rumorea que es mejor persona que yo, claro que no soy una persona, sino un suricato. Vive con dos niñas pequeñas, cuyos pañales ayuda a destruir sin miramientos por vía digestiva.

Sus patas son zambas y está hecho un cuadro. La explicación más sensata es que como mi madre lo gestó en la menopausia, ya pocos genes sanos le quedaban y todos me los llevé yo.

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